jueves, 23 de septiembre de 2021
sábado, 28 de agosto de 2021
viernes, 27 de agosto de 2021
jueves, 3 de diciembre de 2020
martes, 3 de noviembre de 2020
viernes, 3 de julio de 2020
Video y resumen del 1º Encuentro de experiencias de nodos de consumo agroecológico LAS RUTAS SANAS DEL ALIMENTO
VIDEO Final y resumen del 1º Encuentro de experiencias de nodos de consumo agroecológico LAS RUTAS SANAS DEL ALIMENTO
El encuentro fue tan nutritivo que nos despedimos con el corazón lleno, deseando hacer pronto la próxima juntada.
Del mismo participaron cerca de 100 compañerxs de todo el país, de diferentes espacios - nodos, al mismo tiempo que fue visualizado en vivo por Youtube por varios cientos de personas más. Es maravilloso todo lo que se está haciendo, el entramado de quienes hacemos los nodos, tejiendo las redes en silencio y amorosamente, para multiplicar´las experiencias y fortalecer estas redes esenciales. Trabajamos como polinizadores, o como hormigas, y los nodos en red permiten que los alimentos sanos que cultivan y producen las familias agricultoras y emprendedoras, lleguen a los hogares.
Algunos sentipensares fueron ampliamente compartidos y se repetían. Las motivaciones que nos llevan a armar nuestros nodos son variadas, pero coincidimos en que somos más que un espacio de entrega de bolsones de verduras. Somos espacio de encuentro barrial y cultural, somos puentes, semilla, espacio de difusión, conciencia y recuperación de saberes, que hacen a la construcción de la Soberanía Alimentaria, entendida como la capacidad de autodeterminación, como grupos y comunidad sobre con qué y cómo alimentarnos mientras cuidamos la tierra y la vida.
Otras ideas que surgieron fueron que los formatos de nodos son tan biodiversos como nosotrxs. Cada cual se crea y se construye de acuerdo a sus necesidades y posibilidades. Desde ahí intentamos crecer para que la brecha entre el origen del alimento sano y la mesa, sea cada vez más pequeña. Unirnos a productores y consumidores en un solo circuito que genera alimento sano, seguro y accesible. Fomentamos la agricultura ecológica al promover una mayor demanda en los barrios, la autonomía y la autogestión para que las familias salgamos de la dependencia. Para ello es esencial ubicar a la semilla como el origen de todo, así que las huertas comunitarias también pueden ser parte del trabajo del nodo, impulsando bancos de semillas, su reproducción y circulación responsable. Nos importa el recupero de saberes ancestrales y los recetarios, la espiritualidad y la empatía con los pueblos fumigados, el sentido de comunidad y la ecología amplia, más allá de la agricultura. Algunos de los principios o valores que nos guían son: el cooperativismo, la autonomía alimentaria, somos una sola Salud con la Tierra, las infancias saludables, la agroecología.
Seguimos tallando, paso a paso, las rutas sanas del alimento, de manera colectiva y solidaria.
Gracias a todxs lxs que nos acompañaron !!
Hacia una Cátedra de Soberanía Alimentaria UNQ, Mercado Territorial - Agricultura Familiar, Bolsón Colaborativo, ReddeHuertasComunitarias y Frente de lucha por la Soberanía Alimentaria Argentina.
Difundamos y sigamos multiplicando ♥️
El encuentro fue tan nutritivo que nos despedimos con el corazón lleno, deseando hacer pronto la próxima juntada.
Del mismo participaron cerca de 100 compañerxs de todo el país, de diferentes espacios - nodos, al mismo tiempo que fue visualizado en vivo por Youtube por varios cientos de personas más. Es maravilloso todo lo que se está haciendo, el entramado de quienes hacemos los nodos, tejiendo las redes en silencio y amorosamente, para multiplicar´las experiencias y fortalecer estas redes esenciales. Trabajamos como polinizadores, o como hormigas, y los nodos en red permiten que los alimentos sanos que cultivan y producen las familias agricultoras y emprendedoras, lleguen a los hogares.
Algunos sentipensares fueron ampliamente compartidos y se repetían. Las motivaciones que nos llevan a armar nuestros nodos son variadas, pero coincidimos en que somos más que un espacio de entrega de bolsones de verduras. Somos espacio de encuentro barrial y cultural, somos puentes, semilla, espacio de difusión, conciencia y recuperación de saberes, que hacen a la construcción de la Soberanía Alimentaria, entendida como la capacidad de autodeterminación, como grupos y comunidad sobre con qué y cómo alimentarnos mientras cuidamos la tierra y la vida.
Otras ideas que surgieron fueron que los formatos de nodos son tan biodiversos como nosotrxs. Cada cual se crea y se construye de acuerdo a sus necesidades y posibilidades. Desde ahí intentamos crecer para que la brecha entre el origen del alimento sano y la mesa, sea cada vez más pequeña. Unirnos a productores y consumidores en un solo circuito que genera alimento sano, seguro y accesible. Fomentamos la agricultura ecológica al promover una mayor demanda en los barrios, la autonomía y la autogestión para que las familias salgamos de la dependencia. Para ello es esencial ubicar a la semilla como el origen de todo, así que las huertas comunitarias también pueden ser parte del trabajo del nodo, impulsando bancos de semillas, su reproducción y circulación responsable. Nos importa el recupero de saberes ancestrales y los recetarios, la espiritualidad y la empatía con los pueblos fumigados, el sentido de comunidad y la ecología amplia, más allá de la agricultura. Algunos de los principios o valores que nos guían son: el cooperativismo, la autonomía alimentaria, somos una sola Salud con la Tierra, las infancias saludables, la agroecología.
Seguimos tallando, paso a paso, las rutas sanas del alimento, de manera colectiva y solidaria.
Gracias a todxs lxs que nos acompañaron !!
Hacia una Cátedra de Soberanía Alimentaria UNQ, Mercado Territorial - Agricultura Familiar, Bolsón Colaborativo, ReddeHuertasComunitarias y Frente de lucha por la Soberanía Alimentaria Argentina.
Difundamos y sigamos multiplicando ♥️
El Covid-19 es el resultado del modelo de apropiación de la naturaleza
Compartimos un texto elaborado por un grupo de investigadores de CONICET y Profesores de la UNC, encabezados por Sandra Díaz, quienes están realizando una convocatoria a pensar sobre las causas profundas vinculadas con sus áreas de conocimiento que nos condujeron a la pandemia y la necesidad de no repetir los errores.
Adjuntamos el texto y el link para quienes quieran adherir.
Adjuntamos el texto y el link para quienes quieran adherir.
El Covid-19 es el resultado del modelo de apropiación de
la naturaleza
La pandemia del virus Covid-19 ha
desencadenado una crisis global que
trasciende largamente el sistema sanitario y afecta a toda la humanidad. Es
claro también que no es una crisis aislada sino que es parte de una crisis
ambiental y civilizatoria más profunda, más duradera y más difícil de superar. Una situación que
nos plantea una encrucijada histórica y por lo tanto una oportunidad: seguir
por el mismo camino o cambiar de rumbo.
Como miembros del CONICET y de la
Universidad Nacional de Córdoba, especialistas
en temas de ecología, ambiente, salud, alimentación y sociedad,
consideramos oportuno dar nuestro punto de vista acerca de la pandemia y abrir a
la discusión posibles caminos a seguir y
medidas a tomar cuando entremos a la “nueva normalidad” post Covid-19.
Las infecciones virales siempre han
sido parte de la naturaleza, pero esta pandemia ha sido creada por nosotros o,
mejor dicho, por nuestro modelo actual de apropiación de la naturaleza. Estamos avanzando sobre ecosistemas en
donde nunca antes hubo un contacto estrecho y frecuente entre personas y
animales silvestres. Lo hacemos, por ejemplo, al deforestar, abrir caminos a
través de bosques, selvas o humedales; y al establecer poblaciones humanas,
generalmente en condiciones precarias, en las fronteras forestales y mineras.
Ahí los animales silvestres entran en contacto con animales domésticos y con la
gente, todos en condiciones de alta vulnerabilidad, frecuentemente
inmunodeprimidos. Bajo estas condiciones, es muy fácil que los virus muten e
invadan nuevas especies, salten a otros animales silvestres cautivos, a los
animales domésticos y a las personas. El resto lo hacen la globalización del
tránsito de mercancías y personas, la persistencia de focos de pobreza, el hacinamiento
y la vulnerabilidad en muchas regiones no cercanas a la fuente original del
virus, como ocurre en nuestro país.
Por eso, aun cuando logremos controlar la pandemia de
Covid-19, si las condiciones propicias
para la expansión de este tipo de enfermedades persisten, probablemente
surgirán nuevas pandemias. Estas condiciones son el avance de las fronteras
de deforestación, el tráfico de animales silvestres (vivos o a través de sus
productos), la cría industrial de animales domésticos bajo condiciones de
hacinamiento y, sobre todo, las condiciones de precariedad y la agobiante
pobreza a la que se ven expuestos amplios sectores de la población.
La pandemia Covid-19, si bien inédita
en su escala y su inmediatez, no es un hecho aislado. El cambio climático global, el
deterioro acelerado de la biodiversidad, la creciente desigualdad social y la
concentración de la riqueza dentro y entre países, son todos síntomas de un mismo proceso subyacente, el modelo predominante
de apropiación de la naturaleza y de relación al interior de las sociedades.
Esta crisis sanitaria ha creado un
espacio para reflexionar. Para ver más claras algunas características y consecuencias
del modelo, para identificar algunas cosas que creíamos imprescindibles y no lo
son tanto y también algunas otras que, habiendo sido relegadas, resurgen como
esenciales e innegociables. Por ello, no
hay que volver a la “normalidad pre-pandemia”, ya que representa una
situación ambiental insostenible y socialmente injusta. No tenemos por qué
retomar la marcha en una dirección equivocada. Es más, existe el riesgo
concreto de medidas de reactivación económica que aceleren la trayectoria hacia
un futuro que no queremos: un mundo claramente peor para la enorme mayoría de
la gente y los otros seres vivos en su interacción y dependencia mutua.
Algunos principios y acciones para la post-pandemia. La que sigue no es una lista
exhaustiva y no pretende excluir otras propuestas convergentes. Más bien, se
trata de algunos caminos hacia una nueva normalidad, aportados desde nuestras
áreas de especialidad, que nos permitan superar los modelos previos y ayudar a
construir un futuro mejor. Caminos que permitan trabajar sobre las causas que
generan pandemias y deterioro ambiental y social, y favorecer condiciones más
sustentables, justas y equitativas. Proponemos:
a)
Garantizar el fortalecimiento y la aplicación efectiva
de las normas ambientales vigentes. Un principio
básico en medicina dice que, para curar, primero hay que comenzar por no dañar.
Existen numerosas normas ambientales y sanitarias que se cumplen sólo
parcialmente, o no se cumplen. Esto se ha exacerbado durante la pandemia, donde
las instituciones estatales han reducido su capacidad de control efectivo. Es
cierto que se ven más animales acercándose a parques y ciudades y un aire
temporariamente un poco más limpio. Pero también en todo el mundo se han
informado aumentos en el desmonte, la caza furtiva, la pesca ilegal y los
abusos hacia los más vulnerables. Se podrían lograr avances importantes en
salud y sustentabilidad simplemente garantizando que se cumpla lo que ya está
legislado y no permitiendo que la pandemia sea usada como pretexto para relajar
normas existentes.
b)
Adoptar el enfoque de “una sola salud”. Éste reconoce las interconexiones entre la salud de las personas, los
animales, las plantas y nuestro entorno compartido. Por lo tanto, reconoce que los problemas de salud
humana no ocurren de manera independiente de la salud de nuestros ecosistemas,
entendiendo como tales no sólo a los ambientes naturales más prístinos, sino
también a los espacios rurales y urbanos donde desarrollamos las actividades
productivas y nuestra vida cotidiana, y donde coexistimos y nos relacionamos
con otros seres vivos. Un enfoque de “una sola salud” contribuiría a una mejor
toma de decisiones y a que éstas tengan en cuenta los costos y las
consecuencias a largo plazo de las estrategias de desarrollo, tanto para las
personas como para la naturaleza,
ya que los procesos de salud-enfermedad no
se pueden pensar separados del ambiente y las condiciones sociales. También
supone ofrecer alternativas viables y sostenibles de trabajo digno y proteger
la salud de los grupos sociales más vulnerables.
c)
Garantizar que las medidas de estímulo y reactivación
económica post-pandemia propendan a la sustentabilidad y a la salud de la gente
y la naturaleza. Es posible que, desde el punto de
vista político, algunos consideren oportuno flexibilizar las normas ambientales
y reforzar el apoyo a sectores con una larga historia de descuido por la salud
humana y ambiental. Esto puede acelerar nuestra trayectoria en la dirección
equivocada: más cambio climático, más deterioro de la biodiversidad, más
desigualdad y nuevas pandemias. Muchas actividades que parecen ser un buen
negocio en realidad no lo son si se tomaran en cuenta todos los costos
involucrados, no sólo monetarios de corto plazo para un sector, sino también
los sociales, ambientales y de salud para toda la población.
d)
Propiciar una transición hacia modelos económicos
mucho más centrados en la sustentabilidad y el bien común. Los modelos basados en el crecimiento ilimitado, la
estimulación constante del consumo y la obsolescencia programada son
insostenibles. Es necesario reconocer que no es posible el crecimiento
económico infinito en un planeta con recursos finitos y que el crecimiento no
necesariamente implica el mejoramiento de la calidad de vida de la población en
general. Para que esto suceda, deben concurrir políticas distributivas que, por
ejemplo, apunten a mejorar las condiciones de empleo, salud, educación,
alimentación, vivienda, y los derechos sociales. Y que a la vez garanticen el
acceso a un ambiente seguro y saludable y a una relación plena con el resto de
la naturaleza, los cuales son derechos inalienables de todas las personas.
e)
Transformar la matriz productiva y energética. Esto incluye a casi todas las actividades que
desarrollamos en nuestra sociedad tales como producción, industria, comercio,
minería, transporte, consumo y esparcimiento. Por ejemplo, la actividad
agropecuaria deberá tener como primer objetivo la producción de alimentos
sanos, seguros y nutritivos, que contemplen las tradiciones y hábitos de cada
población, garantizando la alimentación de calidad de toda la sociedad. En su
producción se deben minimizar los impactos ambientales y sociales. La
agroecología ofrece una alternativa superadora, con claros beneficios ambientales,
sociales y de salud. Lo propio ocurre con el sector energético, ya que dada la
alta dependencia actual de combustibles fósiles y la necesidad de garantizar el
autoabastecimiento es indispensable diversificar la matriz energética. Para
estos desafíos se debe apostar al fortalecimiento de las capacidades
científicas y tecnológicas del país. La transición hacia energías más limpias
no admite más postergaciones.
f) Desarrollar
modelos de consumo que respondan a las necesidades reales de la población y que
favorezcan el acceso de los sectores sociales más vulnerables. El modelo de consumo imperante es incompatible con un
futuro viable y socialmente inclusivo. Mientras algunos sectores mantienen un
altísimo nivel de consumo material que supera ampliamente sus necesidades,
otros sectores no pueden acceder a los bienes y servicios más básicos e
indispensables. Es necesario fijar políticas que desalienten el consumo de
bienes y servicios superfluos y cuya producción (o sus desechos) sea perjudicial
para la salud de las personas y los otros seres vivos. Los modelos de sociedad
consumista se basan en fomentar el consumo irrestricto sin considerar el valor
real de los bienes consumidos, y sin tener en cuenta que la producción de
cualquier bien requiere materias primas, consume energía y genera residuos y
contaminantes. Es necesario desacoplar la idea de bienestar y de éxito social
individual y colectivo del consumo superfluo, cada vez más grande, y cada vez
más acelerado. Y al mismo tiempo, se deben generar políticas que garanticen un
piso de derechos para el acceso de los bienes y servicios básicos a todos los
sectores de la sociedad.
g)
Integrar el cuidado de las personas y los demás seres
vivos en todos los sectores de la economía y servicios. Un camino mejor implica no sólo mejores políticas de
salud y ambiente. Requiere que, en las normas y prácticas en todos los sectores
de la economía y los servicios, se tengan en cuenta la salud humana y el cuidado
del resto de la naturaleza. Es preciso preguntarse cómo cada nueva medida,
emprendimiento, o proyecto, en todos los sectores, como la agricultura, la
producción de alimentos y otras mercancías, la generación de energía, el
transporte, el desarrollo urbano y de la infraestructura, califica en función
de estos requerimientos. Es necesario crear una nueva institucionalidad que permita reordenar los modelos de
gestión política del Estado y que permitan articular acciones transversales
entre las distintas instituciones. Cuidar las
personas, cuidar la naturaleza, es el único camino que hoy conocemos hacia un
futuro mejor. Es por lo tanto una inversión estratégica, no un gasto
soslayable.
Un futuro
resiliente, sustentable y equitativo es posible, pero para ello primero debemos
permitirnos pensarlo. Y sobre esa base, implementar un cambio transformador. La
creatividad, la abnegación, la solidaridad y el cuidado mutuo demostrados por
la vasta mayoría de la población en esta crisis indican que es posible.
Sandra DÌAZ.
CONICET – Universidad Nacional de Córdoba.
Alberto Edel LEÓN.
CONICET - Universidad Nacional de Córdoba.
Carlos PRESMAN.
Universidad Nacional de Córdoba.
Alicia GUTIÉRREZ. CONICET
- Universidad Nacional de Córdoba.
Gabriel BERNARDELLO.
CONICET - Universidad Nacional de Córdoba.
Marcelo CABIDO.
CONICET - Universidad Nacional de Córdoba.
María Angélica PERILLO. CONICET - Universidad Nacional de Córdoba.
Walter ROBLEDO.
Universidad Nacional de Córdoba.
Laura VIVAS. CONICET - Universidad Nacional de
Córdoba.
Daniel CÁCERES.
CONICET - Universidad Nacional de Córdoba.
Mónica BALZARINI. CONICET -
Universidad Nacional de Córdoba.
Joaquín NAVARRO. CONICET -
Universidad Nacional de Córdoba.
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